
Marypierre Julien
Crecer en el sur de Francia y el recuerdo de la lavanda han alimentado su deseo por la perfumería. El olor de las sábanas secadas al sol bajo el Provenzal, la fragancia impregnada en las baldosas de terracota nutridas con la esencia de lavanda, y finalmente, el aroma retenido en las manos, preservando la memoria de haber llevado cestas llenas de estos preciosos hilos morados. Desde entonces, Marypierre busca encontrar en sus composiciones esta primera emoción olfativa, acogiendo otros ingredientes, en fórmulas solares y luminosas, donde lo inesperado también sabe cómo invitarse. Ithaque, que ella imaginó para Memo Paris, es un brillante ejemplo.