
El agua de los sueños
El dromedario de Oriental Leather
y el águila de Moroccan Leather
Comparte la noche y la magia de la Place de l'Étoile.
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Es de noche en un París lluvioso, con la lluvia cayendo a trompicones. Algunos se apresuran a abrir sus paraguas, mientras que otros ya corren a refugiarse.
Este dromedario, sin embargo, se mueve a un ritmo completamente distinto. Una despreocupación que le confiere una singular elegancia, acentuada por el canto del agua que cae del cielo. Se detiene brevemente en la Place de l'Étoile y mira lentamente a su alrededor. Respira hondo, como si su nariz intentara absorber un secreto oculto en el aire. Lo impulsa. La lluvia y el aroma de la noche acariciante. Se siente bien.
Alza la vista al cielo, en busca de pistas sobre este misterio que lo arrulla. Lo que ve, lo que huele, lo abruma y lo revitaliza.
Un rayo en el cielo. Plumas como lentejuelas doradas que golpean el aire, llenándolo de notas fragantes. Alas enormes se despliegan, ondean como una bandera victoriosa. El dromedario permanece paralizado ante el animal que traza su trayectoria sobre el Arco del Triunfo. Es un águila. Aferrado entre sus garras, hay un objeto que brilla como un rayo de sol puro perdido en la noche, proyectando su secreto sobre la ciudad. La lluvia ha parado, dando paso a este nuevo elixir. Algo está sucediendo. Quienes corrían ahora se detienen, cierran sus paraguas, otros incluso se quitan la ropa para sentir esta luz mágica y este aroma cautivador en su piel.
El águila acaba de posarse sobre la joroba del dromedario que la observaba volar.
El dromedario:
—Dime tu secreto. ¿De dónde viene ese perfume que derramas sobre la ciudad? ¿De? Sígueme si te gusta.
—Sí, vamos, dice el águila.
Se abren camino juntos, cabalgando la misma ola, el águila posada en el lomo del dromedario. Se cruzan con gente que baila vals en la calle. borracho del nuevo aroma de la ciudad.