
Fragancias de lejos
El león de Iberian Leather cobra vida
en el Jardín de las Tullerías
y los gorriones de Eau de Memo
le hacen compañía en la Rue de Rivoli.
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Acostado arriba, mirando hacia el pequeño mundo que lo rodea, este león parece haber encontrado su lugar. Es el anfitrión de larga data del Jardín de las Tullerías, vigilando día y noche, inmóvil. Un reino imaginario. La gente camina a su alrededor sin acercarse demasiado, temerosos de su supuesta ferocidad. Los otros animales vienen cada vez menos. Esta noche, está desierto. Solo aquí, busca en lo más profundo de sí mismo, medita. Una verdadera estatua. Como si, a fuerza de expandirse, sus pensamientos lo hubieran congelado... Sueña con lugares lejanos, con aventurarse a tierras distantes. Sueña que es un pájaro, con las alas extendidas en la loca canción del cielo. Sueña con nuevos horizontes, con nuevas flores que llenarían su vida de fragancia y revitalizarían su cuerpo.
Como un destello de relámpago en la noche, una ráfaga de viento sopla a través del jardín y lleva un aroma a sus fosas nasales que no reconoce, pero que lo hace estremecerse. Una especie de revelación. Piensa en todos los animales que ha visto, en todos los bosques que ha cruzado, en todos los paisajes que han nutrido sus días. Piensa en la brisa del mar, en los olores de la tierra removidos por el sol y la lluvia, en el olor de los árboles que siempre han estado a su lado, pero no puede ubicar este aroma en particular. Nunca una fragancia había tenido tal efecto en él, penetrándolo tan profundamente. Algo ha cambiado en él.
Un nuevo aire sopla sobre él, hace temblar su melena, poniendo al león en movimiento. Ahora de pie y impulsado por una nueva fuerza, como si una voz interior hubiera venido a despertarlo, comienza a gruñir. ¿Qué fuego se ha encendido dentro de él? Se mueve, desplegando sus extremidades. Un primer paso, luego un segundo. No más inercia. Ha dejado el jardín y se dirige hacia la Rue de Rivoli. El gigante ha salido. Un acontecimiento muy raro. Algo que no ha sucedido en mucho tiempo, o tal vez nunca antes. Se puede sentir que respira de manera diferente. Todos se alinean para verlo pasar. Algunos tienen miedo. Pero aunque está gruñendo, no está necesariamente en busca de presa. Sin duda está en busca de libertad, en una búsqueda para encontrar la nota extraordinaria que ha encendido su pasión, el olor que lo llama desde lejos...
Mientras pasea, los gorriones le llaman. Se detiene y levanta la cabeza para observar quién vuela en el aire sobre él. Como si fueran atraídos por una nota misteriosa que emana del león, los pequeños gorriones se lanzan y aterrizan ante él en la acera, sin un ápice de miedo. Curioso, uno de ellos corre hacia él para preguntarle al gigante:
— No se te conoce por andar por las calles. ¿A dónde vas?
— Estoy persiguiendo mi latido, veré a dónde me lleva. Algo me está esperandoen algún lugar, lo puedo sentir.
— Hueles a un hermoso sueño...
— Pero... es cierto, tuve... una especie de revelación. Un olor me está llamando, esperándome en algún lugar. Me ha cautivado, tengo que encontrarlo, tengo que seguirlo.
— Las alas siempre logran encontrar el secreto del horizonte...
— ¿Qué quieres?
— Estamos dando un pequeño concierto esta noche. ¡Puedes venir con nosotros si quieres! Y después te ayudaremos a encontrar tu tesoro.
En lo profundo de la noche, bajo el resplandor de las luces de la ciudad, el león camina detrás del grupo de gorriones: el mundo y toda su belleza están capturados en esta imagen.